Mi historia de las manualidades y el handmade… hecho a mano… EL TALLER DEL ABUELO (1)

Al igual que muchos quise comenzar mi blog por escribir sobre la historia de las manualidades, o de lo hecho a mano, pero entendí que esa historia la podemos hacer nosotros y puede ser la historia de cualquiera que haya entendido que la creatividad humana no tiene límites. Así que, escribí mi propia historia de lo hecho a mano.

EL TALLER DEL ABUELO

Capítulo 1

Carlos estaba absorto jugando con su móvil, mientras el abuelo Pepe leía el periódico sentado en su silla.

 — Carlos, a tu edad no teníamos esa tecnología con la que ustedes están fascinados —comentó el abuelo.

—¿O sea que no tenían televisión?  —respondió Carlos sin apartar su vista del móvil.

El abuelo Pepe sonrió, sus ojos brillaron con el deleite de un secreto.  —No, no solo televisión, Carlos, todo era diferente, todo era hecho a mano. No teníamos máquinas que hicieran nuestro trabajo por nosotros.

El interés de Carlos se despertó, se inclinó más cerca.

—¿Qué tipo de trabajo, abuelo?, preguntó.

—Todo —dijo el abuelo haciendo un gesto con la mano —la ropa, los muebles, incluso nuestros juguetes que teníamos no eran como los que tienen hoy en día.  Eran simples, pero tenían un encanto que estas cosas de plástico nunca podrían reproducir.

—Esto fue hecho a mano por mi propio padre. Cada curva, cada línea, cada pequeño detalle fue tallado con amor y cuando jugaba con él podía sentir la historia de nuestra familia en mis manos —dijo el abuelo, mostrando un coche de madera a su nieto, que tomado de un viejo estante.

Carlos tomó el juguete y recorrió con el pulgar las ranuras y las imperfecciones. Se sentía cálido y vivo, a diferencia de los juguetes fríos y perfectos a los que estaba acostumbrado. Miró a su abuelo, que lo observaba con una sonrisa amable.

—Pero ¿Cómo hiciste cosas como estas, abuelo? ¿No te llevó una eternidad?

—Sí, llevó una eternidad —admitió el abuelo, con una sonrisa cada vez más melancólica —Pero esa era la belleza del asunto, cada pieza tenía una historia, un viaje desde el momento en que se cortaba el árbol hasta el momento en que se convertía en algo útil o hermoso, en realidad no se trataba solo del resultado final. Se trataba de la conexión que teníamos con los materiales, con la tierra y entre nosotros.

Del mismo estante tomó un martillo muy usado —este también era de mi padre, —dijo, dándole vueltas en la mano —no es sólo una herramienta; es parte del legado de nuestra familia. Y cuando lo usé, sentí que yo también era parte de ese legado.

A Carlos nunca se le había ocurrido imaginar cómo se hacían las cosas con las que ocupaba la mayor parte de su tiempo, sólo las pedía y se le concedían. Miró el martillo y el cochecito y sintió una extraña sensación por querer hacer cosas como esas.

—Abuelo, quiero que me enseñes a hacer cosas como éstas —-exclamó emocionado.

Los ojos del abuelo Pepe se iluminaron, —Por supuesto, hijo, ya es hora de que aprendas la historia de lo hecho a mano.

El fin de semana siguiente, Carlos se encontró en el polvoriento taller detrás de la casa del abuelo Pepe. El olor a antiguo, la colección de herramientas colgadas en la pared con sus historias que contar, estantes llenos de proyectos a medio terminar guardados durante años impresionaron a Carlos.

—Comencemos por el principio, tienes que aprender a apreciar el proceso, así es como se suavizan las asperezas —dijo el abuelo, y le entregó un pedazo de lija a Carlos.

Carlos tomó el papel de lija y comenzó a frotarlo contra la tabla que tenía en las manos. La sensación de la arena contra la veta era sorprendentemente satisfactoria. La madera se volvía más suave y cálida con cada pasada, y podía ver la diferencia en la luz que se reflejaba en la superficie.

Mientras trabajaban, el abuelo habló de los árboles que habían talado para construir su ciudad, de los hombres y mujeres que habían forjado sus vidas a partir del bosque. Habló de la paciencia que se necesitaba para sacar algo hermoso de un trozo de materia prima y de la alegría de crear algo que duraría más que todos ellos.

Los ojos de Carlos se dirigieron al banco de trabajo, donde había una mecedora a medio terminar, intacta desde hacía lo que parecía una eternidad. —¿Qué es eso, abuelo?

—Ah —dijo el abuelo, dejando a un lado el cuchillo de tallar que había estado usando para tallar una pequeña figura —Esa es la silla de tu bisabuela. Ella solía sentarse en el porche y mecerme para dormir en ella cuando era un bebé.

Tomó el brazo inacabado de la silla en su mano y trazó las delicadas tallas—. Ha pasado un tiempo desde que trabajé en ella, pero siempre tuve la intención de arreglarla y pasarla a otra generación. Todavía le quedan unos cuantos años de mecerse bien.

Carlos sintió una repentina sacudida de emoción. —¿Puedo ayudarte con eso?

—Ese es el espíritu —dijo el abuelo, entregándole el cuchillo —pero recuerda, no se trata de velocidad. Se trata del amor que le pones. Tómate tu tiempo y deja que la madera te guíe.

hecho a mano en el taller del abuelo

Durante las siguientes horas, trabajaron juntos, lijando, tallando y dando forma. A Carlos le dolían los dedos, pero no se quejaba. Estaba demasiado ocupado escuchando las historias de su abuelo y aprendiendo el ritmo de la creación. Y a medida que la silla tomaba forma bajo sus manos, comenzó a comprender la conexión de la que hablaba el abuelo, el vínculo que se formaba entre el creador y lo creado…la conexión con lo hecho a mano.

Al caer la tarde, la silla se veía más hermosa que nunca, las nuevas tallas se combinaban a la perfección con las antiguas. Carlos sintió un calor que se extendía por su pecho al observar el trabajo —gracias abuelo, nunca pensé que hacer estas cosas tan significativo.

El abuelo Pepe se secó el sudor de la frente y sonrió.  —No se trata solo de hacer cosas, Carlos. Se trata de crear recuerdos. Y ahora, esta silla tendrá una nueva historia que contar. 

Sentado en la silla aún sin terminar, Carlos se dio cuenta del gran valor que tenía lo que habían hecho, era como encontrar una conexión con el pasado y una nueva forma de apreciar la belleza de lo hecho a mano.

Puedes terminar la historia leyendo el Capítulo 2. Tu también puedes escribir tu historia de lo hecho a mano!

Las manualidades las podemos hacer todos…

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